Al igual que la Asociación pública, la Liga secreta revistió también en seguida un carácter más internacional; al principio, en un sentido limitado todavía: prácticamente, por la diversa nacionalidad de sus miembros, y teóricamente, por la conciencia de que toda revolución, para triunfar, talla camiseta futbol niño tenía que ser una revolución europea. Sin embargo, al igual que el resto de selecciones del Reino Unido, no pertenece al Comité Olímpico Internacional, al ser una nación constitutiva. El resto de los ingresos se dividen en partes iguales entre ingresos financieros y otros ingresos de explotación. Se le ocurrió adaptar las normas del fútbol, combinándolas con reglas de otros deportes como el balonmano y el waterpolo a un campo pequeño y duro. También en otros aspectos había cambiado el carácter de la Liga, al cambiar los acontecimientos. A partir de la Liga 2005-06, ningún otro club ajeno a la capital volvió a definir la Liga, destacándose únicamente un tercer lugar de Soriano Básquetbol justamente en dicha temporada. Organizada por la Federación de Básquetbol de Chile, su creación se gestó en 2010 como respuesta al descontento con el manejo administrativo y financiero de la Dimayor, la que fue, entre 1979 y 2012, la mayor categoría de básquetbol del país.
México es el único país hispanohablante que llama «fútbol» tanto al fútbol clásico como al fútbol americano e incluso, aunque no muy usual, puede usar los términos Soccer y Americano para diferenciarlos entre sí. En la Temporada 2014-15 se coronó campeón Colo-Colo, que terminó ganando la serie por 3-2 frente a Deportes Castro en Chiloé, lo que le permitió a Colo-Colo representar al país en la Liga Sudamericana de Clubes. Camiseta Fútbol Americano Spain, camiseta de jugador de fútbol americano de España, de nuestra línea TFA LINE de Football, donde creamos diseños originales de motivos relacionados directa o indirectamente con nuestra pasión por los deportes que más nos gustan. Este descubrimiento, que venía a revolucionar la ciencia histórica y que, como se ve, fue, esencialmente, obra de Marx, sin que yo pueda atribuirme en él más que una parte muy pequeña, encerraba una importancia directa para el movimiento obrero de la época. Y es algo que honra muchísimo a estos artesanos -que no eran aún proletarios en el pleno sentido de la palabra, sino un simple apéndice de la pequeña burguesía, un apéndice que estaba pasando a las filas del proletariado, pero que no se hallaba aún en contraposición directa a la burguesía, es decir, al gran capital-, el haber sido capaces de adelantarse instintivamente a su futuro desarrollo y de organizarse, aunque no tuviesen plena conciencia de ello, como partido del proletariado.
Los miembros de la Liga, cuando pertenecían a la clase obrera, eran, de hecho, casi siempre artesanos. De un lado, el explotador de estos artesanos era un pequeño maestro, y de otro lado, todos ellos contaban con terminar por convertirse, a su vez, en pequeños maestros. Pero esto no era un gran obstáculo; por el momento, todas las montañas teóricas se vencían a fuerza de «igualdad», «justicia» y «fraternidad». Viviendo en Manchester, me había dado yo de narices con el hecho de que los fenómenos económicos, a los que hasta allí los historiadores no habían dado ninguna importancia, o sólo una importancia muy secundaria, son, por lo menos en el mundo moderno, una fuerza histórica decisiva; vi que esos fenómenos son la base sobre la que nacen los antagonismos de clase actuales y que estos antagonismos de clase, en los países en que se hallan plenamente desarrollados gracias a la gran industria, y por tanto, principalmente, en Inglaterra, constituyen a su vez la base para la formación de los partidos políticos, para las luchas de los partidos y, por consiguiente, para toda la historia política.
Estos movimientos se presentaban ahora como un movimiento de la moderna clase oprimida, del proletariado, como formas más o menos desarrolladas de su lucha históricamente necesaria contra la clase dominante, contra la burguesía; como formas de la lucha de clases, pero que se distinguían de todas las luchas de clases anteriores en que la actual clase oprimida, el proletariado, no puede llevar a cabo su emancipación, sin emancipar al mismo tiempo a toda la sociedad de su división en clases, y por tanto, de la lucha de clases. Además, sobre el artesano alemán de aquel tiempo pesaba todavía una masa de prejuicios gremiales heredados del pasado. En París, el alemán se había impuesto hasta tal punto como idioma de esta rama industrial, que en 1846 conocí allí a un sastre noruego que había venido a Francia en viaje directo, por mar, desde Trondhjem, y que al cabo de 18 meses apenas sabía una palabra de francés, pero en cambio había aprendido magníficamente el alemán. En la asociación obrera se congregaban, además de los alemanes y los suizos, todas aquellas nacionalidades a quienes el idioma alemán sirve preferentemente para entenderse con los extranjeros; es decir, principalmente, escandinavos, holandeses, húngaros, checos, sudeslavos y también rusos y alsacianos.